Nadie dijo que sería fácil

Nadie dijo que sería fácil

Pedro José Ruiz García nos ofrece un trozo de vida en esa obra hecha con jirones de alma, en Nadie dijo que sería fácil. Su protagonista, su voz, el Tiznao, quiere que su relato nos diga lo que el maestro japonés: “Aprende a mirar. Lo primero que ves es sólo cáscara”. Sólo así se puede distinguir a las buenas personas y sólo así podremos oír lo que nos repetía Cervantes en su Don Quijote: Que cada uno es hijo de sus obras, y que sólo ellas estampan la condición de la persona.

Con retazos de hechos sucedidos, con trozos de sucesos imaginados, Pedro Ruiz García crea un narrador homodiegético que nos cuenta su vida en la Escuela Hogar en parte de un curso, y en su casa los fines de semana. Y en ese retazo de memorias inserta las voces de sus compañeros, de Ana, Pedro, Toni, Laura, Ferreira…, de su padre, de su madrastra. Y consigue que nos sintamos a su lado, viviendo junto a él esa experiencia agridulce, muy amarga a ratos, pero luminosa también.

En el lado menos iluminado, pero muy presente, vemos a maestros, a profesores, luchando con aciertos, con errores para intentar cambiar algo en el mundo o al menos para que puedan abrirse sendas en él esos jóvenes de aquí y de allá que comparten un trozo de espacio y de tiempo. Y lo hacen sin mirar su origen ni el color de su piel, lo intentan hacer fijándose tan sólo en su alma. Para saber verla hay que aprender a mirar. Un sencillo y grato ejercicio en ese aprendizaje que a todos nos conviene podría ser la lectura de esta novela, Nadie dijo que sería fácil.

 

Editorial: Sial Ediciones SL

Colección: Sial Narrativa, 28

Páginas: 190

Formato: Rústica

ISBN: 8496464423

Edad: A partir de 12 años.

Premio Tritoma de Narrativa Joven.

 

Nadie dijo que sería fácil (primeros capítulos)

 

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