Entrevista con el autor
Hasta los veinte pocos, que empecé a escribir mi primera novela, ni siquiera me lo había planteado. Siempre me ha gustado leer, aunque tampoco me considero un lector voraz. De niño, recuerdo que a veces escribía en un diario. También escribí alguna poesía que otra después de algún desengaño amoroso. Ya al comienzo de mis años como universitario repetí con la poesía, incluso presenté algunos poemas a un concurso local en Albacete, ciudad en la que estudiaba Magisterio. No solo no lo gané, sino que descubrí lo complejo que resultaba y que aquél no era mi terreno.
El escritor principiante debe explorar diferentes terrenos literarios y experimentar con varias técnicas para comprobar con cual se siente más cómodo. Solo así comprobé lo complejo que resultaba escribir poesía y de que aquel no era mi terreno. De la misma forma, aunque hace años me interesé por la composición de cuentos infantiles de unas pocas páginas, las últimas obras que he escrito son novelas que oscilan entre las ochenta y las ciento ochenta páginas en las que los protagonistas suelen ser chicos o jóvenes. A escribir sobre todo se aprende escribiendo mucho y leyendo mucho. Si existiese un libro perfecto, este tendría un argumento interesante, desarrollado con una técnica literaria sin fisuras y empleando un estilo literario impecable. Posiblemente no exista la novela perfecta, pero considero que la cantidad termina redundando en calidad. Escribir historias es una técnica que cuanto más escribes mejor dominas.
La primera palabra es tan importante como la última, incluso más. De que el lector se enganche a la historia van a ser cruciales los primeros capítulos. Por otro lado, se debe intentar que la novela conserve el mismo estilo literario de principio a fin. Me gusta comparar la estructura de una novela con el plano de un edificio. Del mismo modo que no debes empezar a poner ladrillos donde mejor te parezca, no es aconsejable ponerte a escribir sin haber elaborado un resumen previo con los elementos fundamentales: planteamiento, desarrollo, desenlace, personajes principales, sucesos más destacables… Soy de los que piensa que a escribir se aprende escribiendo y leyendo mucho. Cuanto más escribes mejor lo haces. Al final, la cantidad redunda en calidad.
Cuando escribo no pienso en un lector o grupo de lectores determinado. Sin embargo, es cierto que muchas de las historias que escribo las tomo de las anécdotas que se producen en mi trabajo con los niños y jóvenes. Nunca deja de sorprenderme su capacidad para cuestionárselo todo, para no dar nada por sentado.
Alguien dijo que uno escribe sobre lo que vive y no puedo estar más de acuerdo. Y no sólo eso, debes vivir lo que escribes. Literalmente. Pienso que para que el lector viva y se enganche a tu historia, primero el escritor debe visionar cada una de las escenas. Reproducirlas mentalmente y más tarde reflejarlas en el papel utilizando sólo los elementos más representativos. Mis obras se enclavan en el campo de la Literatura Infantil y Juvenil.
Veo las noticias y leo el periódico a diario. Sin embargo, en estos tiempos que tanto necesitamos los ciudadanos que la clase política dé la talla, uno tiene la impresión de que cada vez están más alejados de la realidad de las personas a las que gobiernan. Los que menos tienen cada vez tienen menos y casi ningún político parece interesado en solucionarlo. La crispación y el desengaño de la gente de a pie se encuentra tan a flor de piel que es imposible mantenerse al margen.
Hay autores que piensan que después de escribir una obra es contraproducente revisarla y modificarla. Otros creen que es impensable dar por terminada una novela sin releerla varias veces y reescribir todos los fragmentos que no nos convenzan al cien por cien. Soy de la opinión que un escrito se debe releer dos o tres veces, pero no para modificar su argumento central sino para pulir su estilo literario. Primero con una lectura minuciosa para mejorar determinados párrafos, detalles para que los personajes resulten más vividos… Después una lectura más rápida en la que cambiaremos alguna palabra por otra más apropiada, corregiremos cacofonías, eliminaremos redundancias, etc. Después de publicada no me gusta releer una novela.
Disfruto con la variedad, y más que de un autor favorito hablaría de algunos escritores de referencia de Literatura Infantil y Juvenil con los que he crecido como César Mallorquí, Fernando Lalana, Jordi Sierra i Fabra o Laura Gallego. En cuanto a novela para adultos, me encanta la novela histórica. Algunos de los últimos libros que he leído han sido La mano de Fátima de Ildefonso Falcones o la trilogía de los Escipión de Santiago Posteguillo.
La pasta. Adoro los espaguetis. Podría comerlos todos los días. Me encanta cocinar cuando me reúno con los amigos o con la familia. Si estoy solo en casa, me sirve cualquier cosa.
Lecturas gratuitas, rapidez, relación directa con el autor, acercamiento…
Hace algunos años comencé a realizar encuentros con el autor en colegios e institutos y desde el primer momento me gustó la experiencia. No sólo descubrí que la cercanía con el lector es muy reconfortante, también que sin lector un libro pierde su sentido. Las nuevas tecnologías son una herramienta útil y rápida para mantener esta cercanía. A través de Internet se potencia esta fluidez del lector con la obra pero también de abundante información sobre el autor y de otras de sus lecturas que en algunos casos se pueden leer gratuitamente.
Recientemente finalicé la segunda parte de Aventura espacial, publicada con la editorial Bruño. En estos momentos tengo en mente dos proyectos. Una novela juvenil ambientada en mi reciente experiencia como maestro en la ciudad marroquí de Alhucemas, y una breve novela infantil que tiene como protagonistas a dos chavales que se enfrentan en la final de un campeonato de fútbol.
Desde mi punto de vista no son soportes antagónicos sino complementarios. El alcance del ebook seguirá creciendo en los próximos años. Y es posible que la tirada de libros en papel decrezca hasta que se alcance cierto equilibrio. Pero al igual que la música digital no ha supuesto el fin del CD, el ebook no eliminará el papel. Son dos formatos que convivirán y de los que debemos aprovechar todas las ventajas que nos ofrecen.
Mis grandes aficiones son el deporte, viajar, ir al cine, escuchar música, leer, encontrarme con los amigos… Salgo a correr varias veces a la semana y me encanta la música, por eso, hacer footing mientras escucho alguno de mis grupos favoritos supone uno de los momentos que más disfruto de la semana. Me gusta comparar la escritura con una carrera de fondo, donde lo importante es la constancia.
A ordenador, sin duda. Aprendí mecanografía de niño en una máquina de escribir, pero nunca he escrito ningún relato a máquina.
Empecé a escribir la que se convirtió en mi primera novela hace unos diez años a mano. Luego, me di cuenta de que el proceso era más rápido si lo hacía directamente en el ordenador, no solo porque se tarda menos en escribir y puede borrar sin llenar el folio de correcciones, sino porque si escribes a mano después debes pasarlo a limpio al ordenador. Perdona que le interrumpa, ¿alguna sugerencia para los que se plantean ser nuevos escritores?. Mi hijo alguna vez me ha dicho que quiere ser un Cervantino. En mi caso, algo que descubrí a base de equivocarme fue que, antes de escribir la primera frase de tu obra, debes tener un guión de lo que va a ser el resultado final. No recomiendo a nadie que empiece a escribir algo que no sabe cómo va a terminar. Si no conoces el camino que sigues puedes acabar en un sitio al que no querías llegar.
A ti por la confianza que me has dado. No dudes en ponerte en contacto conmigo para todo cuanto necesites. Estaré encantado de reunirme de nuevo contigo. www.pedroruizgarcia.es.